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jueves, 20 de octubre de 2011

Reflexiones de andar por casa: Ir al médico, esa gran odisea

Hoy, como muchos meses, me toca ir al puto médico por tema de papeleo, y realmente lo odio: ¿por qué? Ahí va mi odisea.


Normalmente, cuando vas al médico, vas con tu hora, hoy mi hora, era a las 11:30 de la mañana. Pero evidente, como si vas a las 13:00 todavía irá por el turno de las 10:15 cuando llegues allí a las 11:25 así que no tienes más remedio que llegar allí, preguntar quien va delante de ti, y esperar pacientemente tu turno. Llegas allí, te buscas y buscas a quien va delante de ti, para situarte. Pregunto una vez, en voz alta "¿Quien es Ana Lizame Elpene?" NADIE CONTESTA. Bueno, es que no ha venido, voy al otro "¿Quien es Margarita Flores del Campo?" NADIE VUELVE A CONTESTAR. Otro menos, bueno ya van dos menos. Y ahora, "Quien es Carmen de Mairena?" por fin se oye una voz "Yooo, soy yooo". Contesta una mujer con cara de aburrida de la vida, y que parece que se entretiene viniendo al menos, dos veces por semana al médico. "Ah, bien, es la mujer de dudosa feminidad, pues ya se que entro después de ella sino vienen las otras dos". Llegado a este punto, yo suelo sacar a mi gran amigo el iPod y ponerme música o un capítulo y evadirme de todas las tonterías que oyes allí, pero hoy no ha sido el día, cabeza de mí, he olvidado los putos cascos, en casa, así que ahí estaba yo, con un iPod sin cascos y teléfono con Internet. Bueno, pues entremos al Tuenti, al menos que se pase ameno el rato.

Pero olvidate, vas a oír todo tipo de gilipolleces sin sentido, y situaciones extrañas por las cuales me cuesta sacar una palabra que la defina. Primer caso extraño del día, aparece una guapa comercial de farmacia (Intuyo) con unos taconazos acojonantes de aguja para adobarlo, qué mejor que una caja enorme llena de medicamentos que parecía aquello la versión legal de comprar un kilo de cocaína. Vamos a ver alma de cántaro: ¿Como coño me vienes con unos tacones tan enormes y una caja, que has caminado cinco pasos y has estado apunto de dejarte como poco los tobillos en el intento? No sabía si ayudarla a llevar la caja, o qué. Con lo buena que estabas hija mía, podías llevar unos tacones más pequeños y seguirías midiendo más de dos metros, si es lo que te preocupaba.

Mientras la versión blanca y occidental femenina de Yao Ming esperaba a la matrona, las recién paridas, se agolpaban esperando también a la Matrona, para la espera, tres de ellas, usaban un banco entero en el que cabían lo menos 20 personas, y montaban su peculiar hospital de campaña para sus querubines, digo yo, la época en la que debíamos ser amables porque llevabais a un monstruito de cuatro quilos dentro ya ha pasado, ahora es turno de que vosotras esperéis de pie, y dejéis sitio, por ejemplo a ese hombre de 60 años que parece haber sido operado de la columna vertebral, que camina mal con muletas y que tiene problemas para andar. ¿No? Vamos, podéis esperar perfectamente de pie, que no se os va a caer el coño.

- ¿Señor necesita sentarse?
- No, tranquilo, estoy mejor de pie.

En ese momento, creo que estaba planteándose abrirles la cabeza a las mujeres con una muleta a riesgo de romperse la columna.

Y volvían otra vez a la carga hablando entre ellas...

- Qué bonito es, tiene los ojos azules.
- Sí, como su padre.
- Su padre los tiene azules?
- Sí, de hecho se parece mucho a su padre, tiene narices, lo llevo yo nueve meses dentro y se parece a su padre.

¿HOLA? Quizás porque la genética de tu marido merezca más la pena que la tuya ZORRA. Puedo conseguirme yo mismo mis orgasmos, si pudiera parir, a ti iba yo a acudir para tener descendencia. Venga, apaga y vámonos.

Uff, por fin sale la vieja que lleva media hora dentro. Y ahora viene lo gracioso, sale, se une al grupo de las viejas cotillas y empieza a fardar de las pastillas que le han mandado:

- Hay María, mira, me han mandado tal pastilla, que dicen que es mejor que esta otra.
- ¿Si? Pues ahora cuando entre, si va mejor, igual le digo que me la cambie.

Claaaaaaaaaaaaaro que sí señora, las pastillas como comprarse chuches, sino te gusta la forma, te compras otra y que además tenga picapica. La situación se podía resumir como ¿MACABRA? Si el médico te manda esas pastillas será por algo, no? Acojonante.

Vaya, parece que me toca. Y de repente, una Ana Lizame Elpene salvaje ha aparecido:

- No me toca a mí.
- No lo niego, pero cuando yo he llegado he preguntado su nombre y no me ha contestado, por lo que he deducido que no estaba.
- Hay pues hijo no te habría oído.
- Claro que no señora, hablando de que la cambien la medicación como si esto fueran piruletas como me va a oír? Bueno, ya de paso, sabe quien es Margarita Flores del Campo?
- Es esa mujer con gafas.
- También estaba hablando de que le cambien la medicación como si esto fuera un Ferrari y usted una multimillonaria caprichosa?

POOOOOOOOOOOOOOOOR FIN ME TOCA!

Lo bueno de ir al médico, es el médico sin duda, un hombre de unos 40 y pocos años bastante majo al que habría de darle una medalla sólo por aguantar a las cinco viejas que han entrado antes que yo y que querían su nueva droga de diseño como la vieja que ha entrado primera.

Cuando acabo, me toca ir al mostrador, a hablar con las señoras funcionarías y que por desgracia tienen bastante menos paciencia que mi médico, a pesar de que ella no tiene que aguantar gilipolleces de cambio de medicaciones como si la mujer de 80 años y analfabeta, como mucha gente de su generación (Por desgracia) le discute a un Licenciado en Medicina sobre que medicación es más conveniente para ella. Y me toca una rubia cincuentona con cara de descafeinada, y dudosa actividad sexual habitualmente.

- Buenas, quería hora para el Doctor X para el mismo día que hoy pero el mes que viene.
- Un momento. Pues tía, lo que te decía, ayer vino un caballo, me puso el culo en la cara, y me bajo el bocadillo de chorizo por la garganta de un pedo, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla.
- (Empieza a amontonarse la cola)
- bla, bla, bla, bla, y me dió por el culo con una saña... bla, bla, bla, bla, soy funcionaria y me rasco el coño porque como no me pueden tirar a la calle, bla, bla, bla. Bien, ya estoy contigo.
- Perdona, me has dado para el día 15 del mes que viene?!
- Perdona, un despiste.
- De veinte minutos, en el cuál le has contado a tu puta compañera, la cuál es igual de perra que tú, como ayer te reventó el forúnculo del cuello y te pusiste toda perdida. TE HE DICHO QUE PARA EL MISMO DIA QUE HOY EL MES QUE VIENE, OSEA, DIA 20 DE NOVIEMBRE!

Al salir lo único que me sale es un corte de mangas y un HASTA EL MES QUE VIENE CABRONES!



Nota mental: No te vuelvas a dejar los putos cascos en tu vida.

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