Lo reconozco, soy un cinéfilo. Me encanta el cine, disfruto viendo toda clase de películas. Y sí, también me declaro como un ferviente seguidor del cine español. Y por eso, en un día tan importante para el cine español, no podía dejar de hablar de la gala de los Goya 2011.
La de este año no ha sido una gala sin más, ha sido la del 25 aniversario de los Goya. La gala no ha sido tan amena como la del año pasado, pero tampoco se ha hecho pesada aún durando 3 horas. Quizás lo que sí se ha echado en falta son discursos de agradecimiento más breves, pero claro, la alegría de ganar un Goya tiene que ser inmensa. Andreu Buenafuente ha vuelto a presentar por segundo año consecutivo esta gala, y, si se me permite, señores de la Academia: vuelvan a contratarlo para el año que viene. BFN sabe como llevar la gala, sabe como hacer reír, sabe como hacer de algo que tiende a aburrido en algo agradable de ver desde el sofá.
Lo primero de todo destacar el gran triunfo de Pa negre en esta edición, con nueve goyas (entre ellos mejor película y mejor dirección para el mallorquín Agustí Villaronga), una película que no sabía de su existencia hasta los Goya, pero que con tan buena crítica no puedo dejar de mostrar interés por verla y disfrutarla. Ya os contaré. En versión original, claro.
Después hablar del momento más penoso de la gala, la irrupción durante el Goya a mejor actor (que por cierto ganó el Javier Bardem por Biutiful) de Jimmy Jump. No hay mejor frase que la que ha dicho Andreu Buenafuente, aún no siendo yo catalán: "como catalán me avergüenzo del imbécil que acaba de salir".
Ya entrando en lo importante de la gala destacar el Goya de honor para el director Mario Camus, el espectacular número musical, el discurso del presidente de la Academia (vale la pena escucharlo con atención) y los premios a la mejor actriz revelación y al mejor actor revelación para dos niños del cine español como son Marina Comas y Francesc Colomer, los dos de Pa negre.
Personalmente me gustaría resaltar la aparición "espontánea" del gran Paco León en el número musical, a la guapísima Inma Cuesta (también en el número musical) y la elegancia a la que nos tiene acostumbrados Aitana Sánchez-Gijón (de la que me declaro enamorado desde que era pequeño).
Desde aquí mandarle mi más sincera admiración a Álex de la Iglesia y desear que el próximo presidente o presidenta de la Academia lo haga tan bien como él (se habla de Icíar Bollaín).
Como ha dicho el gran Mariscal: ¡¡VIVA EL CINE!!
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