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lunes, 13 de abril de 2015

Putos huesos anchos

¡¡¡GORDO!!! Desde pequeño he tenido que llevar encima esa etiqueta, aunque bueno, tampoco es una etiqueta, lo llevo escrito en la frente (y en cada lorzaca).
No es algo que me haya obsesionado nunca, porque tampoco me ha influido mucho... menos para correr, meterme por calles estrechas, saltar en una silla, jugar al Twister... Pero tampoco me ha influido mucho... ¿no?
Si pienso en gordo y felicidad, no puedo evitar que me venga a la cabeza el gran (y pedazo de cómico también) Florentino Fernández, que escribió hasta un libro, El gordito ligón, que está puesto en la estantería de mi comedor. La verdad es que soy muy fan de él, aunque no mucho de su último programa. Lo que siempre he admirado de él, a parte de ese gran humor que tiene, es la divertida forma con la que lleva sus "kilos de más", pues no le importa enseñar la panza ni pasarse todo el programa comiendo sin parar y en modo guarruzo. Me encanta.
 
Pero también  me viene a la mente el gran felino "zampalasagnas" Garfield, a quién le he cogido prestada su frase "No estoy gordo, soy de hueso ancho", que uso bastante. ¡Y además también me gusta mucho la lasagna! Todo sea dicho.

Comer, o no comer, he ahí la cuestión. Porque a mi comer me gusta, jalar me encanta, y trapiñar me vuelve loco. Pero además no es que coma, es que me gusta cocinarla, de hecho hasta hace poco trabajaba de cocinero. Y diréis, ¿no había una mejor profesión para un gordo cómo tú, samugo? Pues claro, pero ¿dónde está ese trabajo? (Por cierto, busco trabajo, por si surge algo. Persona seria, trabajadora y muy eficaz trabajando en equipo). Me gusta la verdura, el pescado, la carne (mal pensados id a otra página), la pasta... no le hago ascos a nada que se considere comida, y digo esto último por si os pensáis que me como las uñas de los pies o chupo algún meadero público.

A ver, Gordos y Gordas del mundo: estáis GORDOS, eso está bien si es lo que queréis, no es malo, pero vestíos en consonancia a vuestro contorno y forma. La ropa ceñida no os queda bien. Tenéis más curvas que un saco de arandelas. Los leggins no tiene que sonar como al abrir una botella de champagne cuando os lo quitéis. Hay ropa adecuada a cada uno para que nos sintamos guapos, pero cuando alguien se gira a mirarte no es porque estés sexy (que podrías estarlo, seguro, con otra ropa), sino porque a través de esa ropa elástica y ceñida se te marca hasta la letra del DNI.

Estoy gordo, sí, y no pasa nada, pero por ello no puedo "marcar musculito", porque mi tableta de chocolate se fundió al nacer y con el tiempo se ha ido transformando en lo que parece ser un huevo Kinder sin sorpresa. La ropa ceñida y yo nos llevamos mal, es una hija de puta.

Estoy gordo, sí, tanto que yendo al gordólogo he perdido 15 kilos y aún me sobran otros 15. Estoy yendo por el camino del exgordo, pero nunca dejaré de ser gordo, porque ser gordo se nace, de hecho en fotos de pequeño ya se me sale la panza de la bañera. Un gordo no adelgaza, desengorda. Y estoy desengordando.

Estoy gordo, sí, pero por ello soy feliz, porque me gusta comer, me gusta cocinar, tengo lorzas de felicidad, grasa de confeti. Aunque siempre tuve claro que el límite está en el momento en que no te ves el pene al mear, y siempre me lo he visto, eso es bueno.

Gordos y gordas del mundo, sed felices. Locuread mucho.



@calvet13


@CreiPenseEstime

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