Hacía meses que esperaba esta película, un regalo de Hollywood por mi cumpleaños. Sólo ver el cartel ya daban ganas de comprar entradas anticipadas 2 meses antes: dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Rusell Crowe, ambos de Gladiator, un clásico del cine moderno. Además completando el cartel principal la grandísima actriz australiana Cate Blanchett (por cierto, felicidades, que ayer fué su cumpleaños).
De principio decir que si esperas ver la típica película de Robin Hood robando a los ricos para dárselo a los pobres esta no es tu película. La película empieza con el rey Ricardo Corazón de León volviendo a Inglaterra sin haber conseguido su propósito, por lo que vuelve saqueando todos los castillos que encuentra a su paso. Entre su ejército un arquero llamado Robin Longstride, bien interpretado por Rusell Crowe. Por la muerte del rey en batalla, Robin decide huir del territorio de batalla junto a 3 hombres más. En su camino de vuelta, por casualidad se encuentran con una emboscada a los emisarios que llevaban la corona hasta Londres para entregársela al nuevo rey, el hermano de Corazón de León, el príncipe Juan. Allí, moribundo, encuentran a sir Robert Loxley, que le pide a Robin que le entregue su espada a su padre, sir Walter Loxley, en Nottingham. Robin encuentra una inscripción en la espada que le hace aceptar la petición, pero un fallo de cálculo en la huida del barco que los llevaba a Londres les hace tener que pasarse por los emisarios que llevaban la corona. Ya en Nottingham la típica historia de amor de todas las películas de Robin Hood, en este caso con Marion, la mujer de sir Robert Loxley. El nuevo rey le cede poderes a Godfrey (estupendamente intérpretado por Mark Strong, actor Guy Ritchie) para poner nuevos impuestos, pero éste ya tenía un pacto con el rey de Francia para que este conquiste Inglaterra aprovechando la situación de guerra civil que viven las islas. Pero los nobles del norte no se rinden y se unen en un principio contra el rey Juan, y más tarde, gracias a Robin, en contra de los franceses y Godfrey. El rey les promete firmar un tratado de libertad para los nobles, pero la película acaba con el rey quemando el tratado y mandando un decreto que proclama a Robin Hood como persona non grata para el reino y condenando a todo aquel que lo ayude, por lo que debe Robin debe vivir en el bosque, comenzando aquí la leyenda.
A partir de esta película es cuando se desarrollarían todas las demás películas que hemos visto hasta ahora. Entre el reparto me gustará destacar a 2: el primero Kevin Durand, un actor canadiense que en la película pone el toque rudo y cómico, haciendo un papel, en mi opinión, tremendo, al que habrá que ver también en su próxima película, Legión, que promete, en la que interpretará a el ángel Gabriel; el otro destacado, en este caso destacada, es Léa Seydoux, un bellezón francés de 24 años, que tampoco es que haga mucho en la película siendo la mujer del rey Juan, pero alegra la vista en todas y cada una de las escenas en las que participa.
En resumen, una gran película de este dúo peliculero mágico (Scott-Crowe), que no llegando a la altura de la grandísima Gladiator, se puede convertir en una de las mejores películas hechas sobre Robin Hood, sobretodo por las estupendas escenas de las batallas. Un 8'5 le doy de nota, rozando el sobresaliente.
Opinión de un servidor.
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