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domingo, 3 de abril de 2016

Quisiera ser Papá Noel

Esto es España, dónde uno trabaja y cinco miran (así tirando por lo bajo), todos deberíamos envidiar y querer ser como Papá Noel. Yo ya deseo querer ser Papá Noel.
Papá Noel, bueno, sí él, es la envidia de todos los currantes. Nada más que curra un día al año, y el resto del tiempo vive en su casa de Laponia, dónde no lo molesta nadie, mientras un grupo de duendes le fabrican los juguetes que los niños le piden. Esto de los duendes lo han copiado las grandes multinacionales, pero cambiando los duendes por chinos, vietnamitas...
Además nunca pilla atascos, no gasta combustible, no contamina... si es que es un ejemplo de hombre.
Pero lo más importante: sólo trabaja un día al año, los otros 364 (e incluso 365 cada 4 años) se los pasa rascándose la barriga, que por otro lado entiendo, igual que me imagino que tendrá los huevos pelados de tanto rascárselos. Barriga, otro pro: siempre tiene barriga, de hecho sin barriga no sería Papá Noel, entonces se la suda pasarse con las tapas o las cervecitas, el mamoń suertudo debe de comerse unos platacos de arroz al horno impresionantes, y sino lo hace es porque no ha probado el que hace mi madre (qué hambre me acaba de entrar).
Aunque lo único que no termino de entender de Papá Noel es que no oculta su lado comunista vistiendo de rojo, pero sin embargo se lucra de un fiesta capitalista como es la Navidad. Si es que el dinero gusta por igual a todo el mundo.
¿He dicho ya que sólo trabaja un día al año? Pues el resto lo tiene para hacer lo que le guste, viajar más que el IMSERSO, convertise un un gammer, aprender a hacer pizzas...
Me da igual que nadie se crea que existe, él sí que vive bien, cojones. Yo quiero ser Papá Noel.

Si Papá Noel y mamá tampoco, ¿Quién trae los regalos?



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