Aunque
quizás esto no es un prólogo como tal, si es la historia que
acontecerá a una aventura. La historia de unas emociones que uno
experimenta antes de dejar toda su vida atrás, de unas inquietudes,
unas ilusiones, unas metas y unos preparativos que a uno le hacen
pensar mucho y valorar mucho todo lo que tiene.
Aunque
esta historia la podríamos datar en 2009, que es cuando la idea de
marcharme del país y buscarme la vida en otro sitio por vivir
experiencias y madurar internamente, no es hasta el primer trimestre
de 2013 cuando se ha podido hacer realidad. Los motivos para no
marcharse hasta ahora yo creo que son los que cualquiera en mi
situación ha vivido: Novias, estudios y dinero.
La
primera es evidente, cualquier persona que está enamorado, como no
se vaya con la parienta, no se mueve del país, es una reacción
lógica e irreprochable, los estudios siempre están por encima de
cualquier cosa, y siempre está el “Ya tendrás tiempo de [Ponga
aquí la tarea que quiere hacer] cuando termines de estudiar” que suelen
decirnos prácticamente todas las madres. Y el dinero, dinero
necesario y más ahora, en plena crisis, que el dinero escasea, este
es el más grande de todos los inconvenientes.
Y por
fin se ha podido dar. Por fin las tres grandes trabas se han unido
para que me pueda marchar. Y la sensación más grande que uno tiene
cuanto esto se da es enorme alegría. Y en mi caso es muy normal, el
hastío de no tener trabajo, la vida tediosa en casa, y que las
relaciones con algunos de los amigos cada día es más distante hacía
mella en mí, así que dejar todas esas cosas atrás es una alegría
enorme.
Pero
con los preparativos, el estudio y empezar a ser consciente que vas a
dejar muchas cosas atrás empiezan a anteponerse otros sentimientos
mucho más primarios. Normalmente lo primero que viene a la cabeza es
la gente que dejas atrás. Primero pensaba que quería perder de
vista a según que personas, ahora sólo pienso en cuales dejo aquí
y como repercutirá mi marcha en mi relación. ¿Se quedará en
Standby o se deteriorará con el tiempo?. Creo que es el peso más
grande que uno echa a la maleta a la hora de irse, les relaciones
personales que uno deja aquí. En mi caso se ha hecho todavía más
duro cuando tu cumpleaños es días antes de irte y verás
precisamente a toda esa gente que esperas no perder.
Y
esperas que al menos, todas esas cargas que te llevas se puedan
compensar con buenas experiencias. Que es a fin de cuentas lo que
buscas cuando te embarcas en estas cosas, al menos yo.
Continuará...
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